Resumen
Se puede decir con un buen grado de incertidumbre, que en las próximas décadas la estructura del sistema educativo será cada vez más rectangular; que en los siguientes veinte años la presión por ingresar al sistema educativo disminuirá en la educación básica y crecerá en la educación superior y se puede predecir que los índices de cobertura y retención mejorarán de manera lenta y progresiva. Se parte de la idea de que el momento presente es una construcción formada por datos y argumentos, el presente es poroso a la interpretación del pasado y está repleto de futuro. Se postula que conectando datos y argumentos se puede recortar el momento presente, pero asumiendo que tal conexión además de provisional y revisable, es radicalmente incierta y débil. De lo que se trata es de hacer legítima la ambigüedad de que en toda mirada sobre el presente, se intentará que tengan cabida tanto las expectativas como el escepticismo Se hace una reconstrucción a grandes brochazos del sistema escolar, gestionado por el Estado, que se le conoce a través de indicadores elaborados por especialistas, el sistema delinea la educación como aquello que gestiona el Estado: conformar condiciones básicas de igualdad social y unidad cultural. El sistema educativo surge con el Estado moderno y se requirió que la educación se tornara en relevante para la vida, para el trabajo, para la vida pública. El conocimiento ha sido el recurso y el gran desafío del sistema educativo. Se hace referencia a las metáforas del sistema: la formación del individuo, la unidad nacional y el mercado de trabajo, las tres coexisten, se entrelazan y compiten en forma desequilibrada. Los educadores creyeron encontrar en la formación de los sujetos el argumento y la vía de acceso al mundo nuevo. Freire y Piaget tienen el mérito de colocarlas como el interés central del sistema educativo. El sistema educativo se propone la formación de sujetos morales, por ello la escuela está orientada al aprendizaje de contenidos en campos relacionados con la cultura, con la geografía, con la historia y no al aprendizaje de esquemas y mecanismos que requiere la convivencia democrática. El mercado se ha posesionado poco a poco del sistema educativo, la educación ya no se concibe como el instrumento prioritario de lucha contra el despotismo, sino como un factor para el desarrollo económico. La metáfora del mercado ha ganado terreno en el imaginario social. Para muchos el mercado ha llegado a convertirse en referencia moral, en la medida en que para ellos la buena vida se refiere al acceso y distribución de bienes; pero el sistema educativo nunca resolvió el asunto de ser al mismo tiempo un sistema de formación ciudadana y uno de formación profesional, lo que ha provocado una profunda crisis. Las tres metáforas coexisten, se entrelazan y compiten, pero la cuestión es si prevalece alguna de las tres o si se podrá imponer una combinación de ellas. A partir de los noventas el entorno del sistema está sometido a un nuevo dogma, cuyo referente es el mercado, la integración económica y el desarrollo tecnológico. Se predice un mundo nuevo donde el conocimiento será el principal valor productivo y social y es posible que la sociedad del conocimiento inyecte un nuevo aire y reconstruya la legitimidad social del sistema educativo. La formación ciudadana transita por tres campos interconectados: el moral, el cognitivo y el legal; que deberán ser las coordenadas de un sistema reflexivo de aprendizaje de la democracia. Tal sistema deberá tomar las construcciones ejemplares de Piaget y de Kohlberg respecto al aprendizaje y al desarrollo de la conciencia moral.